Cuentan que cierta noche indeterminado político tuvo rara
pesadilla. Soñó que eran otros tiempos. Y que trabajaba como cualquier currante
al uso. Aparte del sudor frío que recorrió todo su cuerpo, no le quedó más
remedio que despertar a su pareja porque no se atrevió a ir solo a la cocina a
prepararse una manzanilla. Así que a las tantas de la madrugada, y en voz baja
para no despertar a las niñas, mientras tragaba con cierta dificultad ─parecía que se le había subido algún
extraño objeto, o dos, a la garganta─
aquel casi cuarto litro de infusión, como medio sonámbulo, se puso a dar pasos
en la espaciosa dependencia, lujosamente decorada al más puro estilo gobernante
sin complejos, y, de repente, se encarama en el poyo –casi se manda fuerte cabezazo en
el techo─ y comienza a cantar este
punto cubano (que también, eso me han dicho, se entona en Wyoming):
Me van a echar del trabajo
a causa de mis ausencias,
ya no pasa estas licencias
aquel que me diera el tajo.
Y me ha dicho: “Mira, majo,
o te pones a currar
o te tendrás que largar
derechito pa´ tu casa,
pues ya lo tuyo rebasa
los linderos del carajo”.
Lean, 'please', en el último verso: "las polémicas del VAR", porque mandé la métrica de la décima para cierto sitio.
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