martes, 26 de febrero de 2019

57: Nos jugamos muchísimo

Que nos jugamos muchísimo este próximo 28 de abril queda fuera de toda duda. Porque los andares de estas nuevas hornadas no parecen los más idóneos. E insisto que no valdría para quedarnos en casa la vieja cantinela de que no me convence ninguno. Al cien por cien, te puedo asegurar que a mí tampoco. Uno echa la vista atrás y, tras aceptar que las comparaciones siempre resultan odiosas, surge la pregunta de si no habremos profesionalizado la política hasta los extremos de olvidarnos del verdadero objetivo de todo tipo de gestión pública. Por razones obvias de este entretenimiento que me sirve para plasmar pareceres por escrito, procuro estar al día en todo lo que se cuece en este país a todos los niveles. Y en días como hoy –redacto estas líneas el domingo por la tarde, convaleciente aún de un singular resfriado que no vi llegar y no pude agacharme a tiempo– dejo volar la imaginación para plantearme si las mejoras económicas de las arcas públicas no han posibilitado el pertinente progreso de los que se hallan ahora al frente de esas instituciones. Me da que no, y siento temor ante lo que pueda ocurrir si no nos sublevamos con una concurrencia masiva que haga reventar las urnas. La décima, como otras tantas, es producto de los estados febriles.

Con el pacto electoral
de Ángel Víctor y Curbelo,
lo mismo voy y me cuelo
¿en qué puesto?, me da igual.
Porque tendré doble aval
para ser yo candidato,
así que dentro de un rato
bajaré de La Corona,
para adecuarme a la trona
del renovado formato.

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