Vaya con el andar de la perrita. Cada vez está más claro que
sigue siendo Sánchez el enemigo a batir. Y si ello supone golpes de timón a la
desesperada, adentrémonos todos en la tempestad. Que Casado ya abrazó el
discurso más extremista posible, quedó bien patente ante su penúltima perla:
Nuestro electorado requiere contundencia. Y ello se traduce en copiar los
dictados ajenos, a saber, de otras VOXes, del estado de excepción para
Cataluña, no mover hueso alguno
y dejar
que el mauser no sea solo objeto de museo. Ahora es Rivera, el mismo de aquel
desnudo integral (con la izquierda se tapó el derecho y con la diestra el
siniestro), quien no quiere quedarse atrás. Y el carril de la derecha, el de
los vehículos lentos, se satura de manera exponencial. La caravana roja y
gualda tiene un evidente problema de atascos porque los tres conductores guías
se han empeñado en colarse por el túnel al mismo tiempo. Piensan que pasado el
obstáculo podrán volver a darse la mano en la salida. Un consejo: Cuidado con
los desprendimientos, y con la escasez de alumbrado, o de luces.
En un mar de confusiones
está nadando Rivera,
pues cuando menos lo esperas
sorprenden sus decisiones.
Ya son tantos los borrones
que guarda en su corte haber
con virajes por doquier,
que atónitos observamos
cómo ahoga a Ciudadanos
por su DIESTRO proceder.
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