lunes, 8 de julio de 2019

Cinismo ciudadano

O mejor, cinismo de Ciudadanos. Porque nuevamente me llenan la cachimba. Y como voy a intentar hablar (escribir) claro, ¿creerán estos niñatos que somos tontos de remate los que no compartimos comportamientos que bordean peligrosamente la imbecilidad? ¿A qué juegan? ¿Creen, acaso, que la convivencia y la gestión son cromos de intercambiar? ¿Por qué no van un rato al rincón de pensar (lugar del que, a tenor de lo vivido, no debieron salir) y meditan, si es que son capaces, acerca de la trascendencia e importancia de la política en el devenir de los pueblos? ¿Y de cómo, a través de esta, la sociedad debe avanzar superando barreras y no poniendo chinitas en las ruedas del progreso ni montando numeritos del bien quedar? Si dentro del marco democrático, y en el ejercicio de mi derecho a la libertad de opinión, los tildara de críos pijos que buscaron este pasado sábado su minuto de gloria, lo mismo me tacharían de vete a saber qué.
Cuando la hipocresía llega al extremo de querer edulcorar los pactos con Vox mediante espectáculos que rayan el impudor y la desvergüenza, uno recuerda la tercera ley de Newton: la de acción y reacción. Qué fácil –lo que demuestra el nivel de los salvapatrias– cargar culpas en hombros ajenos sin mirarse jorobas propias. Porque conseguida la notoriedad en la manifestación del Orgullo, se recurre al consabido mensaje de haber alimentado el odio por parte de PSOE y Podemos. Y es que los “fascistas de toda la vida”, aquellos que abanderaban la marcha se han puesto del lado de los intolerantes.
Cuánta incongruencia al trasladar a la opinión pública mensajes de tal porte. Ellos, ciudadanos ejemplares, que nacieron para defender la libertad en los lugares más difíciles, se parapetan tras una pancarta en el vano intento de disimular maridajes que rompen cualquier esquema.
Y aparte de los alardes y pavoneos de Inés Arrimadas, nos sorprende la canaria Melisa Rodríguez con este tuit: “La intolerancia, la agresividad y el lanzamiento de objetos han empañado lo que tenía que ser un día de libertad y amor”. Claro, el mismo cariño que ustedes, en las reuniones de echarse un cortado, profesan a una formación política que está en las antípodas de cuanto quisieron lavar con la presencia, globos incluidos, que retrata la doblez con la que se desenvuelven.
Ya lo adelanté hace unos días. El maestro Alberto ‘Ribera del Duero’, hoy tinto y mañana blanco, ha sabido distribuir sus contenidos entre los avezados discípulos. Y esta cohorte de niños guapos se divierte con el juego del escondite. Aunque solo oculten la cabeza, dejando el culo por fuera. Porque hay que tener mandinga –o ser pelotudos, que dirían los argentinos– para ir de figurines a corear eslóganes que ensalzan derechos constitucionales y, por la espalda, alcanzar acuerdos con aquellos que proponen cortar por lo sano con los que consideran desmadres de maricones y lesbianas. Bueno, en honor a la verdad, sajarían mucho más.
No, doble moral no, estolidez a la enésima. Hechos como los ocurridos solo demuestran que la vacuidad de Ciudadanos es alarmante. Pero debemos reconocer que psicólogos y psiquiatras tienen asegurado el futuro laboral inmediato. Una cosa por la otra. Lo malo es que remedios contra la estupidez…
Descansen este domingo –cuando redacto estos párrafos– que mañana (hoy para los lectores, que se estila en el periodismo clásico) volverán a las incongruencias de siempre. Alcanzado el orgasmo sabatino con las portadas e imágenes de rigor, Vox espera con los brazos abiertos para fundirse como el queso en las pizzas. La democracia, en ese instante, no estará en peligro. Solo, según tú, Arrimadas, cuando sufras un escrache por vaivenes y postureos. Falsos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario