O valdría, asimismo, ojo por ojo. Y es que Marcos de Quinto,
diputado de Ciudadanos y que antes había sido vicepresidente ejecutivo de
Coca-Cola durante muchos años (cuánto dinero no tendría ya como para meterse en
política, salvo que…), ha lanzado una singular proclama en las redes sociales ante
el cumplimiento de la condena impuesta por la Justicia a uno de los secuestradores
de Ortega Lara: “No sé si 22 años en una cómoda prisión equivale a 532 días de infierno”.
Por lo que, después de algo más de dos largas décadas de aquel juicio, viene a
demandar que al etarra se le debió encerrar en un zulo durante idéntico periodo
al que sufrió el secuestrado. En suma, ojo por ojo y diente por diente.
Lo de la cómoda prisión no lo capté muy bien. Ignoro si el
diputado ha disfrutado de algunos días de vacaciones en cualquier centro
penitenciario para tal aseveración. O puede que alguno de los muchos políticos
enchironados –Miguel Zerolo, verbigracia– le haya transmitido el placer de
vivir privado de libertad.
Ya te conté que en cierta ocasión estuve en Tenerife II como
miembro del jurado que iba a premiar la mejor revista o periódico editado en
cualquiera de las cárceles españolas. Solo un par de horas. Y cuando accedí al
recinto y sentí cómo se cerraba detrás de mí la puerta de entrada (y de salida),
casi me caigo del mareo que me dio. Sigo pensando en lo de cómoda. Vaya
matraquilla me entró.
Quiero pensar que el señor de Quinto propondrá una reforma
total de la legislación penitenciaria vigente, amén de todos los Códigos
habidos y por haber. Para que aquel que mate, cogote sajado. Al que robe –en función
de la cuantía– una mano, o las dos, cortada de cuajo. Al que viole, a mear con
sonda y a comprar los espermatozoides en la farmacia envasados al vacío. Y así
hasta el infinito en la casuística. Todo ello acompañado del derecho a la
legítima defensa con libertad absoluta para portar cualquier tipo de arma. Los
primeros, los maestros; para protegerse de los chicos malcriados y de los
padres que vengan al colegio de curritos a protestar por machangadas
insignificantes. La masacres habidas en Estados Unidos serán meras anécdotas al
lado de nuestras garantías jurídicas. ¡Ah!, y perder tiempo en procesos
sumariales y posteriores juicios, fuera también. Todos los ahorros posibles
para el incremento armamentístico. Violencia con violencia se paga.
Parece que el susodicho eligió el momento álgido de
Ciudadanos para el tuiteo de marras. No es que ya hayan adelantado al PP por la
derecha sino que Vox ha sentido cómo tiemblan sus cimientos. Creo que Rivera, aparte
de sumar a su Ejecutiva a todos los ex fichados de otras formaciones (más
basura al camión), ya ha adquirido el caballo blanco con el que emprenderá
cruzada por todo el país. Y los afines deberán acompañarle bien pertrechados en
sus pollinos cual fieles escuderos a los Sancho Panza. Qué tropa.
Puede que al diputado aún le duren los efectos nocivos de
tanta ingesta del refresco que sirve para quitar el óxido de los tornillos. Y
que tenga afectada alguna neurona con cualquier aditamento de los muchos
componentes de la Coca-Cola. Pero no estaría de más que en el hipotético caso
de nuevas elecciones, y si no desde su papel opositor (cuídate, Casado, que ya
se autoproclamó líder indiscutible de la bancada de enfrente: es gilipuertas a
la enésima), expresen de manera tajante su postura ante los delitos de
corrupción, cada vez más frecuentes en el afer político. ¿Qué le cortamos al
infractor sin concederle siquiera la presunción de inocencia?
¿Dónde vas, Ciudadanos? ¿A dónde nos quieren llevar? Eleven
a Franco a los altares –no sería la primera vez–, establezcan la sede en el Pazo
de Meirás y denle sonoro cachetón a Santiago Abascal proponiendo el 20 de
noviembre como Día de Luto Nacional y el 18 de julio como Fiesta de la Exacerbación
de los Valores Patrios. Y supriman el naranja de una vez y pónganse un color de
hombres, carajo, que ya está bien de tanta ma…da (de cuatro sílabas; yo, te lo
juro, iba a repetir machangada, ¿y tú).
Menos mal que me hallo en condiciones en la vida de perder
el tiempo en lo que me dé la realísima gana. Pero cuánto molesta que lo hagan
aquellos que cobrando mucho más que yo deberían… Ya está. Déjalo. No te
atormentes.
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