lunes, 29 de julio de 2019

De profesión, candidata

Vaya dilema desde que se inventó el Unidas Podemos. O Desunidas no Podemos, que valdría asimismo visto lo visto. Menos mal que IU, o lo que queda, quiere ahora poner un poco de cordura. Me temo que sea tarde. Pero no van los tiros por ahí en esta entrada de este mes de julio que ya dirige la proa pa´l marisco.

Cierto reparo me da el utilizar aquel dicho que va de una mona que se viste de seda y… Pero si uno siente cierta curiosidad –puedo prometer y prometo que es mi caso– y se dedica a leer, observar y, en suma, culturizarse un fisco, a poco que profundice en los miles de concursos de belleza que pululan por esos mundos, se percata de que hay personas que no se conforman con probar para satisfacer egos o sentirse realizada. No, son tantas las veces que experimenta, tantea y ensaya que deberíamos inventar otra categoría laboral que se denominara como el título que encabeza este post. Luego nos quejamos de la utilización, fraudulenta o no, de estereotipos. Y de que se repitan eslóganes para combatir lo que estas prácticas nos han vendido. Y como todo se une a un nivel cultural que podría equipararse al antiguo certificado de estudios primarios, cóctel bien servido.

A estas alturas del escrito, los defensores acérrimos de los concursos de arrastre (a perdonar los animales) habrán dibujado el retrato robot del párrafo anterior: una mujer; sí, de las que creen –y se creen– de físico agraciado aunque de escaso contenido en sustancia gris, que vive al acecho de convocatorias para presentarse a cuanto casting merodee por los alrededores y se desvive por saltos a la fama.

Pues no. O no necesariamente. Porque en política, qué raro, haberlas haylas. Las costumbres, no sigas pensando mal. ¿Me copias?, que diría un radioaficionado.

Mañana es probable que Fernando Clavijo sea nombrado (designado) en el Parlamento canario como uno de los tres senadores que corresponden a esta Comunidad Autónoma de Canarias. Es el candidato (de profesión) de Coalición Canaria. Y se irá a Madrid, donde junto a Guadalupe y Ana, se encargará de impulsar el partido. Como buenos nacionalistas, será en la capital del Reino (allí siempre acuden en las verdes y en las maduras) donde se dicten las instrucciones que un disciplinado Juan Manuel García Ramos se encargará de traducir desde el godo hasta el canario básico.

Bien acomodado, y rascándose los cataplines al estilo Miguel Zerolo, debidamente aforado en sus cuitas judiciales, dictará instrucciones por si acaso debe cambiar de domicilio y fijar su residencia en el chalé contiguo al del exalcalde de Las Teresitas. Y según nos adelantaba Moisés Grillo este pasado sábado, es probable que le acompañe –en su viaje a Madrid– nada menos que Asier Antona, quien verá premiado su descabalgadura del la presidencia regional popular por otro escaño en el echadero.

Estas son las candidatas –por aquello del lenguaje inclusivo– a las que me refiero. Participan en todos los eventos. Siempre con excelentes posibilidades de triunfo. El cálculo de probabilidades es su asignatura favorita. De ahí los magníficos resultados de Zerolo en la lotería. Las que tú pensaste, y que aspiran a reinados en festejos diversos, son meras aficionadas. Bobonas, echando mano de la expresión de Piedra Pómez. Ellas y sus hermanas, claro. Siempre en comparación con estas otras figuras del panorama. En ambos casos, el enseñar lo más posible de sus anatomías –según adelantábamos ayer– constituye un ejercicio matemático que guarda proporcionalidad directa con la extensión de la superficie mostrada. En el supuesto político, las zonas lumbar y glútea. Porque en su fuero interno –y tú también lo sabes– nos espetan cada tres por dos un sonoro huéleme aquello. De escatológico, nada. Es lo que hay. Y al final, como siempre, la cara de mona se nos queda a nosotras. Que hoy fui de cursi lingüístico. De gilipollos, vamos.

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