Pues no va el asunto del tema de Luis Alfonso Rodríguez López-Cepero,
más conocido por Luis Fonsi, ese puertorriqueño que nos ha hecho tararear, como
mínimo, la pegadiza melodía unas doscientas cincuenta y ocho mil veces. Y que
hemos escuchado interpretar por solistas de reputado prestigio con los más
diversos instrumentos. Desde el arpa hasta el violín y me imagino que existirán
versiones de timple, ya que no íbamos a quedarnos atrás en estas islas
atlánticas y periféricas.
Parece ser que este próximo viernes nuestro planeta Tierra
alcanzará su afelio, a saber el momento en que se hallará más alejada del
Sol. Y hubo un tal Kepler, matemático y
astrónomo alemán, quien allá por los inicios del siglo XVII, y aburrido de que
Internet se colgara con demasiada frecuencia, se dedicó a mirar hacia lo alto y
se le ocurrieron tres leyes que guardan relación con el movimiento de los
planetas en sus órbitas elípticas (forma de huevo) alrededor del causante de
muchas olas de calor. Que resulta que tampoco es culpa de él, al menos
directamente, sino que como vamos inclinados con nuestro eje de rotación
(giramos cambados, para entendernos), los rayos solares nos dan de pleno en el
totizo de manera perpendicular en estas fechas. Lo que nos supone un quebradero
de cabeza añadido a todos aquellos que clareamos por las zonas en las que
tiempo atrás tuvimos pelo. A perdonar las espontaneidad, pero intento ser lo
más claro posible en asuntos de tanta enjundia.
Como el día señalado estaremos a unos 152 millones de
kilómetros de Helios, viene a resultar que navegaremos más lentos por el
espacio y apenas alcanzaremos los 103.546 km/h, unos 7.000 km/h menos que
cuando lo hacemos por el perihelio (punto más cercano al Sol). Hecho que me preocupa
enormemente, porque uno está habituado a un ritmo de vida y este frenazo puede
causarnos bajadas de tensión importantes. Lo mejor sería, para evitar
contratiempos mayores, que desde hoy fuéramos levantando la pata del acelerador
no sea que la retención del viernes haga saltar el airbag (bolsa de aire) y se
nos queme también la nariz. Con lo que la chamusquina podría ser de órdago.
Ignoro si esta circunstancia afectará la trayectoria de la
estación espacial, que tantas excelentes fotografías hace de nuestro
archipiélago y a la que he tenido la oportunidad de seguir su luminosa estela
en al menos un par de ocasiones cuando subo a la azotea a cepillarme los
dientes por la noche. ¡Ah!, lo mío es manía y tú, mientras tanto, enganchado al
WhatsApp y publicando boberías.
Tómenselo en serio, sumérjanse en la Wikipedia y asimilen
contenidos relacionados con el más allá. Esto no es un juego ni una simple
anécdota. Y tengan a mano un buen asidero porque si la reducción es superior a
los cálculos previstos, puede que salgamos despedidos. Algo así como la traca
final de una rueda de fuegos en las procesiones de mi pueblo. Un servidor
afianzó las patas de la cama y no piensa levantarse ese día. Ni siquiera para
ir a la piscina, no sea que me vea nadando en las planchas del techo, siempre
que estas aguanten.
Un servidor está asustado. Te mentiría si dijera lo
contrario. Desde finales de los cincuenta del siglo pasado, cuando el eclipse
total de Sol, no me había acobardado tanto. Puede que sea por la edad, pero
esto es más serio de lo que parece. Lo visto en 2001: A Space Odyssey (Stanley
Kubrick) se nos puede quedar muy corto. Yo, de ustedes, me pondría en
cuarentena.
Para que compruebes que nada me he inventado y por si aún te
pica la curiosidad, pincha en este enlace y se te disiparán las dudas
razonables que te han podido asaltar en la lectura: https://www.elplural.com/leequid/tierra-planeta-afelio-viernes-velocidad-sol_219590102.
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