miércoles, 17 de julio de 2019

Sana envidia folclórica

Llevo años retirado del mundo del folclore. Abandoné, motu proprio, la A. F. de Higa en 2007, creo que en el mes de diciembre, y, por lo tanto son casi doce los años dedicado al noble oficio de verlas venir. Acudo, muy poco, a lo que me apetezca, escucho, aplaudo y poco más. Me imagino que guitarra y laúd, instrumentos musicales muertos de risa en un rincón de mi casa, estarán los pobres para tirarlos a la basura. Dicen los entendidos que deben aflojarse las cuerdas cuando se prevea un periodo largo de abandono. Ni eso fui capaz de llevar a cabo. Me da que me he aflojado más yo. Lo mismo debo pagar si se me ocurriera regalarlos.
Algo he escrito del desaparecido Festival Arautápala. Y cada año, cuando llega este mes de julio y echo una visual al contenido del amplísimo programa de actos –puedes consultarlo si pinchas en el siguiente enlace: http://folkloredeingenio.com/festival-internacional/calendario.html– que concurren en torno al que se celebra en la Villa de Ingenio y que organiza su grupo representativo, Coros y Danzas, me entra una sana envidia que todo el cuerpo me pica.
Además, como la Villa precitada de la isla vecina es municipio que acogió en dos ocasiones cierta embajada del norte tinerfeño para celebrar una entrañable ceremonia en aquellos pagos –todo ello de la mano de Juan Díaz Sánchez, quien fuera su alcalde durante unos cuantos años y ahora consejero del Cabildo de Gran Canaria– esa especie de comunión creada con el paso del tiempo te lleva a sentir especial afecto por cuanto allí acontece.
Es una pena, una verdadera lástima que nuestro festival internacional de folclore se haya quedado estancado en 2010 con su IX edición. Lo escribo sin consultar nada al respecto, así que si me equivoco, a corregirme los entendidos. Hubiese correspondido en este 2019, por lo tanto, su XVIII edición. Que serían bastantes.
Hasta que nadie me demuestre lo contrario, opino que el verdadero culpable de su desaparición fue el actual alcalde villero. Francisco Linares se escudó en la crisis para zanjar un evento en el que, entiendo, nunca creyó. Y eso que el ayuntamiento representativo de los dos grupos que los organizaban en años alternos no se distinguió por la aportación económica, pues existió importante inyección dineraria por parte del Cabildo. Tampoco hubo demasiado interés en el resto de grupos políticos del Consistorio que no fueron capaces de alegar algo al respecto. Al menos un par de preguntas o mociones en cualquier sesión plenaria.
Y cuando los grupos folclóricos se quejan en los tiempos actuales de que no salen actuaciones, ni siquiera en las múltiples fiestas que durante el verano abundan por los rincones del Valle, da la impresión de que han dejado morir la iniciativa y se muestran conformes con la posición que señalé antes en relación a mi postura personal en el mundo de los jubilados: a verlas venir. Debe ser esa la razón por la que no aguanto demasiado en los colectivos. Seguidor acérrimo del barco parado no gana flete, o estás y te implicas o no estás. Y los movimientos asociativos de toda índole no pasan por sus mejores momentos.
Si en estas islas fuéramos menos ombliguistas y más dados a ampliar horizontes, ¿por qué no una extensión tinerfeña de la Muestra Solidaria de los Pueblos? Y ahí el Valle de la Orotava podría apostar fuerte. Me temo, no obstante, que si no fuimos capaces de que funcionara la Mancomunidad, lo mismo estoy demandando un imposible. Y deberían ser las agrupaciones folclóricas interesadas las que organizaran todo el tinglado, porque los políticos de los respectivos grupos de gobierno bastante tienen con cobrar al final de mes.
Claro, tú como está fueras lo ves todo muy fácil, me rebatirán. Lo malo es que cuando estaba dentro pensaba igual. Pero como agua pasada no mueve molinos, a poder que yo pueda, asunto zanjado. Aunque pena me queda, qué quieres que te diga.

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